Cuando entré por primera vez en el mundo de la informática, se sintió como magia. Escribir unas pocas líneas de código y ver cómo se convierten en una app, un juego o una solución real a un problema — esa sensación de crear algo de la nada era simplemente increíble. Pero últimamente, parece que algo está cambiando. Cada vez más estudiantes están dejando de lado la informática y eligiendo otros caminos. Eso es sorprendente, especialmente si se considera cuánto influye la tecnología en cada parte de nuestras vidas y cuántas puertas puede abrir este campo.
Parte del problema tiene que ver con la percepción. Muchos adolescentes imaginan la informática como algo aburrido, demasiado técnico, muy matemático o como algo en lo que solo “cierto tipo de personas” son buenos. No siempre ven la creatividad que implica. Otros se sienten intimidados — les preocupa tener dificultades con el código, los errores, la sintaxis extraña. Y seamos honestos, no todos los estudiantes tienen una buena primera experiencia. A veces, la introducción a la materia se siente fría, frustrante o demasiado difícil. Eso es una gran pérdida, no solo para los propios estudiantes, sino para el mundo en general — porque estamos perdiendo a posibles innovadores, creadores y pensadores.
Entonces, ¿qué podemos hacer realmente al respecto? Primero — empezar antes. Los niños que tienen la oportunidad de experimentar la programación de manera lúdica y práctica desde pequeños a menudo desarrollan confianza y curiosidad que les acompañan toda la vida. No tiene que ser código complejo desde el primer día. Podemos enseñar lógica, resolución de problemas e incluso pensamiento algorítmico a través de juegos, historias y desafíos que los hagan sentir inteligentes y capaces. ¿Y buenos maestros? Hacen una gran diferencia. Cuando un maestro es apasionado y sabe cómo conectar la materia con el mundo real, se nota. El entusiasmo es contagioso.
Además, tenemos que romper los estereotipos. La informática no es solo para empresas tecnológicas. Toca el arte, la música, la salud, la ciencia ambiental, la justicia social — lo que sea. Es un lenguaje, y cualquiera que lo aprenda puede usarlo para causar impacto en cualquier lugar. Necesitamos mostrar a los estudiantes historias reales de personas reales — no solo genios — que han hecho la diferencia a través de la tecnología. Historias que inspiran y demuestran que este camino está abierto para todos, no solo para unos pocos.
No escribo esto solo porque me preocupe la disminución en las inscripciones en informática, sino porque realmente amo este campo. Cambió mi vida. Me dio herramientas para entender el mundo y construir dentro de él. No todos necesitan convertirse en ingenieros de software, pero todos merecen saber cómo funcionan los sistemas que moldean su futuro. Esto no es solo una materia escolar — es una mentalidad que puede empoderar a las personas de formas que aún no hemos imaginado.